jueves, 16 de agosto de 2018

¿Qué quiero de mi pareja?


Ante todo, quiero una relación que descarte de entrada esos claustros posesivos y celos destructivos, que repitamos en sintonía la famosa frase “no soy tuyo, ni tu eres mía, pero nuestro amor es de los dos”. Que tanto tú como yo tengamos la confianza de salir cada uno con amistades, teniendo espacios que nos permita extrañarnos, y al día siguiente abrazarnos y besarnos con pasión, para contarnos todo sin miedo alguno, sin necesidad de ocultar ni mentir.

Quiero a mi lado a alguien con quien nos provoquemos risas mutuas, hasta las carcajadas más locas. Que entre risas y momentos mágicos nuestros ojos digan, en silencio, solo con la mirada: “como amo tu compañía, como te admiro por todo lo que eres”. Sí, soy sapiosexual, no puedo amar a una mujer si no la admiro; 
me tendrá a sus pies si puedo aprender algo nuevo de ella, ayudándome a ser mejor persona cada día.
Quiero esa maravillosa compatibilidad química que se descubre tan solo en un beso, y sentir cómo ese beso detona las ganas locas de comerse mutuamente, con locura y pasión infinita, pero también con cariño y ternura, y que al hacer el amor el mundo se borre por completo, despegando juntos hacia un vuelo único de placer descomunal.

Quiero que mi pasado y el tuyo nunca sean motivo de recriminar, que entendamos que cada cosa que vivimos, o nos hizo felices, o nos golpeó y ayudó a ser lo que somos hoy, que si cometimos errores y lastimamos a alguien en el camino de la vida, aprendimos la lección.


No quiero bajo ninguna razón, jamás, controlar tu vida, pedirte reportes de ubicación, pedirte me muestres el celular, celarte por los likes que te ponen, o preguntarte por qué estás conectada. Jamás quiero hacer eso, porque no es mi manera de entender amar a alguien, porque sin confianza no vale la pena.


Quiero que cuando me escuches decir te amo, puedas sentir como sale desde el fondo de mi ser, que nunca lo diré por decirlo, sino porque realmente lo siento con toda mi alma. Y quiero ser capaz de sentir lo mismo cuando tú me lo digas. Que no importe dónde estemos, que ambos disfrutemos de las cosas simples, desde la sencilles de sentarnos sobre el auto a mirar las estrellas para sentirnos plenamente felices. 


Quiero caminar de la mano y que ambos pasemos a través de la gente en paz, felices, plenos. Que podamos intercambiar nuestras diferencias aceptando que somos distintos, pero entendiéndonos desde el corazón.

Quiero salir del trabajo y sentir que me revienta el corazón de felicidad de saber que te veré, que tomaremos un café juntos, que me baste con que me digas “tengo apenas cinco minutos, pero aun así ven a darme un beso”, Quiero pasar noches contigo, despertar y besar tu espalda mientras te digo: “Buenos días mi amor, ¿Es esto un sueño, despertar contigo aquí a mi lado?”


Cuando tienes claro qué tipo de relación buscas, lo complejo es tan solo encontrar la compatibilidad y el balance.

jueves, 19 de abril de 2018

Costa Rica tendrá la primera vicepresidenta afrodescendiente de América Latina



Epsy Campbell llegará a la vicepresidencia de Costa Rica en unas semanas, en un momento en el que, en toda la región, todos los presidentes y vicepresidentes son hombres. Similar panorama se presenta en lo étnico: no existe en este momento ni un solo presidente o vicepresidente afrodescendiente.

Revisemos los antecedentes de la región en cuanto a perspectiva de género: en los últimos 40 años hemos tenido 10 presidentas mujeres: Argentina en dos oportunidades, y en una oportunidad Bolivia, Chile, Brasil, Guyana, Nicaragua, Ecuador, Panamá y Costa Rica.  El año 2014, marcó un hito en la región, pues se tuvo por primera vez cuatro mujeres presidentas simultáneamente: Michelle Bachelet de Chile, Cristina Kirchner de Argentina, Dilma Rousseff de Brasil y Laura Chinchilla de Costa Rica. Es importante hacer notar que en todos los casos se trató de mujeres no indígenas. Cuatro años más tarde, hoy, con la transición de Bachelet a Piñera en Chile, hace contadas semanas, el panorama presidencial pasó a ser, de nuevo, exclusivamente masculino. 

Desde la perspectiva indígena y afrodescendiente, el cuadro no es muy distinto e incluso es menos representativo en comparación con el registro histórico de mujeres presidentas.  El único antecedente del que se tiene constancia es el del Presidente de México Benito Juárez a mediados del siglo XIX.  El caso de Evo Morales en Bolivia es discutible, pues los orígenes de Morales se remontan a un contexto campesino sindical más que a raíces indígenas.

Para la región, la asunción de Epsy Campbell como Vicepresidenta de Costa Rica tiene dos implicaciones, una simbólica y otra pragmática. En los simbólico, es altamente relevante pues potencia esa tímida e incipiente reivindicación de la cultura e identidad afro descendiente en América Latina, en cierto sentido, más invisible que la indígena al menos en el terreno de la incidencia política. Contar con una mujer afrodescendiente vicepresidenta en la región centroamericana es ciertamente relevante, en una subregión en la que la población afro alcanza al 30% en Belice, casi el 10% en Panamá y el 7.8% en Costa Rica, de acuerdo con datos de censos de población y encuestas de hogares.

En lo práctico, la relevancia también es incuestionable. La fórmula política de Campbell venció en la segunda vuelta a Fabricio Alvarado, un pastor evangélico que durante la campaña ganó adeptos y votantes con un discurso homofóbico, cultivando el miedo y el radicalismo religioso, bajo una ideología de alto riesgo para la agenda de derechos humanos de cualquier país.  Con el triunfo del Partido de Acción Ciudadana (PAC) de Epsy Campbell, se pone un alto a esa amenaza de llevar a Costa Rica a un periodo medieval en materia de derechos humanos, pero además, se abre una etapa en la que las poblaciones afrodescendientes pero también indígenas, tendrán una figura a la cual arrimarse en la defensa de sus derechos fundamentales.  Ciertamente, todo ello es muy positivo no solo para Costa Rica, sino también para los países vecinos, por el efecto multiplicador que este proceso podría tener en una región que está en este momento dominada por presidencias de hombres no indígenas. 

Las expectativas son muy altas, tanto así que incluso ONU Mujeres ha manifestado que la asunción de Campbell hará historia para la paridad democrática en América Latina. Sin duda es también el deseo de toda persona que aboga por una América Latina más equitativa, justa e incluyente.

(Foto tomada de la cuenta oficial de Epsy Campbell en Twitter: @epsycampbell)