jueves, 19 de abril de 2018

Costa Rica tendrá la primera vicepresidenta afrodescendiente de América Latina



Epsy Campbell llegará a la vicepresidencia de Costa Rica en unas semanas, en un momento en el que, en toda la región, todos los presidentes y vicepresidentes son hombres. Similar panorama se presenta en lo étnico: no existe en este momento ni un solo presidente o vicepresidente afrodescendiente.

Revisemos los antecedentes de la región en cuanto a perspectiva de género: en los últimos 40 años hemos tenido 10 presidentas mujeres: Argentina en dos oportunidades, y en una oportunidad Bolivia, Chile, Brasil, Guyana, Nicaragua, Ecuador, Panamá y Costa Rica.  El año 2014, marcó un hito en la región, pues se tuvo por primera vez cuatro mujeres presidentas simultáneamente: Michelle Bachelet de Chile, Cristina Kirchner de Argentina, Dilma Rousseff de Brasil y Laura Chinchilla de Costa Rica. Es importante hacer notar que en todos los casos se trató de mujeres no indígenas. Cuatro años más tarde, hoy, con la transición de Bachelet a Piñera en Chile, hace contadas semanas, el panorama presidencial pasó a ser, de nuevo, exclusivamente masculino. 

Desde la perspectiva indígena y afrodescendiente, el cuadro no es muy distinto e incluso es menos representativo en comparación con el registro histórico de mujeres presidentas.  El único antecedente del que se tiene constancia es el del Presidente de México Benito Juárez a mediados del siglo XIX.  El caso de Evo Morales en Bolivia es discutible, pues los orígenes de Morales se remontan a un contexto campesino sindical más que a raíces indígenas.

Para la región, la asunción de Epsy Campbell como Vicepresidenta de Costa Rica tiene dos implicaciones, una simbólica y otra pragmática. En los simbólico, es altamente relevante pues potencia esa tímida e incipiente reivindicación de la cultura e identidad afro descendiente en América Latina, en cierto sentido, más invisible que la indígena al menos en el terreno de la incidencia política. Contar con una mujer afrodescendiente vicepresidenta en la región centroamericana es ciertamente relevante, en una subregión en la que la población afro alcanza al 30% en Belice, casi el 10% en Panamá y el 7.8% en Costa Rica, de acuerdo con datos de censos de población y encuestas de hogares.

En lo práctico, la relevancia también es incuestionable. La fórmula política de Campbell venció en la segunda vuelta a Fabricio Alvarado, un pastor evangélico que durante la campaña ganó adeptos y votantes con un discurso homofóbico, cultivando el miedo y el radicalismo religioso, bajo una ideología de alto riesgo para la agenda de derechos humanos de cualquier país.  Con el triunfo del Partido de Acción Ciudadana (PAC) de Epsy Campbell, se pone un alto a esa amenaza de llevar a Costa Rica a un periodo medieval en materia de derechos humanos, pero además, se abre una etapa en la que las poblaciones afrodescendientes pero también indígenas, tendrán una figura a la cual arrimarse en la defensa de sus derechos fundamentales.  Ciertamente, todo ello es muy positivo no solo para Costa Rica, sino también para los países vecinos, por el efecto multiplicador que este proceso podría tener en una región que está en este momento dominada por presidencias de hombres no indígenas. 

Las expectativas son muy altas, tanto así que incluso ONU Mujeres ha manifestado que la asunción de Campbell hará historia para la paridad democrática en América Latina. Sin duda es también el deseo de toda persona que aboga por una América Latina más equitativa, justa e incluyente.

(Foto tomada de la cuenta oficial de Epsy Campbell en Twitter: @epsycampbell)

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